Desde que iniciamos el curso manifesté mi interés por conocer nuevas formas de evaluación. Hablamos cada vez más de nuevas metodologías en los procesos de enseñanza-aprendizaje pero éstas no pueden llevarse a cabo si seguimos evaluando únicamente a través de un examen.
Como soy orientadora, en muchas ocasiones los profesores me demandan asesoramiento para saber cómo evaluar tareas cooperativas, trabajos o proyectos, etc. Mi idea inicial la plasmé a través del visual thinking en la siguiente imagen:
A través de lo que hemos ido trabajando en el curso he ido “conectando”estas ideas y mi interés previo, con nuevos planteamientos. Me ha ayudado el hecho de plantear una tarea integrada y pedir a los alumnos la presentación de un producto. Así, al alumno no le pedimos que reproduzca contenidos conceptuales únicamente, sino que favorecemos que el “saber hacer” y el “saber ser” estén también presentes.
El enfoque competencial nos marca aquellas capacidades que los alumnos deben adquirir tras su paso por el sistema educativo, en relación con las siete competencias clave. Desde este planteamiento es necesario que se evalúen muchos aspectos que antes se pasaban por alto.
Por otra parte, he “extendido”mis ideas hacia un aspecto que me parece crucial: la selección de criterios y estándares de evaluación. Cuando inicié la primera actividad del Tema 2 en la que debíamos seleccionar criterios y estándares para evaluar nuestra tarea integrada tuve ciertas dificultades. Hasta ahora me resultaba más sencillo seleccionar objetivos y contenidos e incluso métodos de evaluación y finalmente los criterios y estándares. Hacerlo al revés me ha servido para darme cuenta de su relevancia y de que en ocasiones ponemos demasiado énfasis en unos aspectos y no en otros. Una vez seleccionado lo que realmente queremos evaluar, redefiní la tarea integrada (dejo el enlace para que la podáis consultar) y ahí es cuando me di cuenta de la importancia de esa adecuada selección. He entendido que el proceso no debe ir solo de arriba a abajo: objetivos, contenidos, criterios… sino que el proceso de planificación debe ir de arriba abajo y de abajo a arriba. Es decir, una vez seleccionados los criterios seleccionamos los contenidos, pero una vez seleccionados los contenidos se nos ha indicado en la tarea volver a los criterios para comprobar que todos esos contenidos están representados. De esta manera el proceso ayuda a planificar de forma coherente.
Lo que supone un verdadero “desafío”para mi, es asesorar al profesorado de mi centro sobre la evaluación. Animarles a realizar tareas integradas en las que colaboren profesores de distintas materias (como en el ejemplo de la tarea integrada que he propuesto) y sobretodo ayudarles a perder el miedo a evaluar tareas y actividades diferentes a la clase magistral porque es la manera en la que pueden animarse a probar cada vez nuevas metodologías en el aula y en definitva mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje.
Para finalizar, comparto un artículo de Marcela González sobre la evaluación que resalta esta idea“los propósitos de la evaluación son los que se deben tomar en cuenta para que se logre una enseñanza de mayor calidad”.

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